En cuestiones ligadas a la discriminación y a los papeles sexuales, las mujeres ya están organizadas para defender sus derechos, también los homosexuales y aún los bisexuales. Hasta los machos se han organizado y entre si solidarizan, como ocurrió con el caso de un tipo que golpeó a una mujer y tuvo el apoyo de una Asociación de Maridos Traicionados, fundada en Ceará, Brasil.
Así pues, todos los sectores se movilizan.
¿Cómo quedamos entonces nosotros, que no somos mujeres ni homosexuales, ni bisexuales y rechazamos el modelo machista que nos es impuesto desde niñitos como marca de la masculinidad?
La respuesta está en el Masculinimismo: un movimiento crítico, autocrítico, calentón, solidario y convivencial.
Sabiendo que ya nadie lee cartas de principios y discursos generosos, ponemos el dedo en la llaga a través de un manifiesto y proclamamos, indicativamente, lo que rechazamos y lo que pretendemos transformar para vivir mejor.
Lo que rechazamos.
Esta es una contribución del MMN (Movimiento Masculinista Nordestito), cuyo símbolo está representado por un cacto erecto o en reposo. Detalle, el cacto no tiene espinas. Las principales banderas son:
-Contra el terror machsita
-Contra la dictadura clitoridiana
-Contra el homosexualismo autoritario
-Por la reconciliación del espermatozoide con el óvulo.
Renunciamos a todos los modelos prefabricados de sexualidad, moralista o vanguardistas, partiendo de tres principios:
1.La carencia no se inventa
2.Receta sólo de pastel
3.Vanguardia también es masa.
Somos solidarios con cualquier salida (o entrada) sexual que la humanidad tenga a bien inventar y gozar, siempre que no haya imposición o violencia. Y exigimos que se respete nuestra opción fundamental: gustamos de la mujer.
Lo que proponemos.
-Abajo el paraguas negro: no estamos de luto.
-Abajo las exigencias de traje y corbata.
-Contra el reloj control
-Por el derecho a orinar sentado
-Por el respeto al pudor masculino: mingitorios privados.
-Por el amparo a los padres solteros abandonados por las mujeres amadas desalmadas: guarderías en los bares.
-Queremos pensión por viudez, pensión alimenticia y licencia por cuidados paternos. No amamantamos pero podemos preparar mamaderas y cambiar pañales.
-Por la liberación de la lágrima masculina.
-Por el reconocimiento y el respeto a la menstruación masculina.
-Contra el cierre del mercado de trabajo a los hombres: queremos ser secretarios, telefonistas, nanas, etc, etc.
-No queremos ser jefes de familia ni regentes sexuales. Igualdad fuera y arriba de la cama.
-Queremos tirar más por debajo.
-Queremos que las mujeres nos canten y nos tiren.
-Por el derecho a decir no, sin cuestionamientos de nuestra masculinidad.
-Por el derecho a que no se nos pare, sin explicaciones, a la mujer también le falla. Aquél que nunca falló que tire la primera piedra.
-Abajo la máscara de la fortaleza masculina.
-Queremos tener derecho a asumir nuestras fragilidades.
-Abajo el complejo de carnudo ¡Por qué la mujer no es cornuda? Fidelidad o infidelidad recíprocas.
-Caballerismo es cansador, aburrido y costoso. Delicadeza es unisex. Que sea extinguido el caballerismo o se instaure, también, el damismo.
-Queremos recibir flores.
-Por la capacitación de los hombres desde la infancia para tareas tomadas como femeninas. Queremos aprender corte, confección y costura; cocina; cuidado de los niños, etc. En contrapartida, enseñaremos a las mujeres a cambiar llantas, tanques de gas y fusibles; a defenderse de los puños, espantar ladrones, matar cucarachas y ladrones.
-Por la paternidad responsable y contra la gravidez y el uso de los hijos como chantaje sentimental contra nosotros.
-Protestamos contra el hecho de que nuestro órgano de amor sea representados por espadas, cañones, macanas y otros instrumentos de agresión y guerra. Sólo aceptamos la simbolización a partir de cosas sabrosas y sanas: chocolates, bizcochos, plátanos, lápices de labios, paletas, cuchuflis, etc.
-Denunciaremos como principales vías conductoras del machismo a las abuelitas cándidas, las mujercitas patucas, las madrecitas posesivas y las profesoras asexuadas.
Consideramos que muchos masculinistas trabajan dos turnos, estudian y frecuentan un millón de reuniones y eventos, sin hablar de poligamias posibles; incurriríamos en la actitud fascista de inventar una reunión más para la comunidad masculinista.
Por lo tanto, nuestro principio de organización es el siguiente: grupos d euno y cada grupo obedece a su jefe. Asamblea general con ego, y superego. Convencidos de que la perfección no es una meta y sí un mito buscaremos hacer un esfuerzo para romper un 70% de nuestro machismo actual e incrementaremos con nuevos puntos este manifiesto aceptando la contribución crítica y propositiva de todos los masculinistas y otros segmentos sexuales, preservada nuestra opción fundamental por las mujeres.
Denunciamos a los machos engreídos que utilizando el discurso masculinista pretenden sólo dar anilos para no perder el dedo.
Retroceden en un 30% de machismo para mantener un 70%.
Es la nueva república del machismo.
Somos todos oprimidos.
Y, siendo los hombres estadísticamente minoritarios frente a las mujeres, esto ya nos caracteriza como minoría oprimida.
Nosotros, hombres masculinistas, sufrimos la represión de los machos, de las feministas secretarias y de los homosexuales autoritarios.
Requerimos, por lo tanto, el apoyo extremo y la solidaridad máxima por parte de la sociedad civil.